
¿Qué tipos de centrales eléctricas existen?
En España los principales tipos de centrales son térmicas, eólica, solares, hidroeléctricas, nucleares y solar fotovoltaica.
En España es muy común el uso de este tipo de calefacción, pero ¿es aconsejable en términos económicos?
Ahora que el frío ha llegado, ¿sabes cuánto consume la calefacción eléctrica? ¿Qué tipo le conviene más a tu bolsillo? Lo cierto es que existe un desconocimiento generalizado sobre las ventajas e inconvenientes de usar radiadores eléctricos en nuestro hogar u oficina. Es por eso que ponemos a tu alcance, toda la información necesaria para que elijas el calor que necesitas y lo más importante ¡no pases frío!
Comencemos por el principio. En primer lugar debemos tener en cuenta que no todos los usuarios del territorio español disponen de gas natural en su zona geográfica, obligando al consumidor a recurrir a la electricidad, el gas propano o el gasóleo como fuente de energía.
Pues bien, partiendo de este punto, lo siguiente que debes saber es que existen distintos sistemas de calefacción eléctrica a las cuales puedes acceder para afrontar el frío, por ejemplo:
Calefacción eléctrica por acumulación
Los radiadores por acumulación son aparatos que convierten la electricidad en calor a través de unas resistencias eléctricas. Suelen ser los más comunes, ya que son aparatos económicos, de fácil instalación y que no requieren mantenimiento. Sin embargo, el consumo energético es muy alto y el calor generado se pierde muy rápido.
Calefacción eléctrica por convectores
Son los que calienta directamente el aire que traspasa por unas resistencias y funcionan gracias a la corriente eléctrica. Este sistema puede tener un consumo elevado si se utiliza para grandes estancias. Por el contrario su uso es muy práctico, no necesitan ningún tipo de instalación, no emiten gases tóxicos y calientan muy rápido.
Emisores térmicos
Son equipos de calefacción que se encuentran pegados a la pared y al igual que los anteriores trabajan conectándose a la red eléctrica. Son capaces de conservar el calor por más tiempo, lo que hace que usen menos energía. Esto es gracias a que funcionan siguiendo el principio de la inercia térmica, que no es otra cosa que la propiedad de los materiales en conservar calor.
¿Conclusión?
Con el invierno a la vuelta de la esquina, es conveniente tener muy claro el consumo de energía de tu inmueble. Porque con una factura adaptada a tu economía puedes usar sin problema, los sistemas eléctricos, de lo contrario, ¡ni lo pienses!
Ahora bien, ya conoces algunas de sus ventajas y contras de la calefacción eléctrica, dinos: ¿cuál crees que es más adecuado para tu hogar?
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