Las ciudades inteligentes son el resultado de la necesidad cada vez más fuerte de dirigir nuestro Planeta hacia la sostenibilidad. El objetivo de estas ciudades es disminuir el consumo energético y reducir las emisiones de CO2. Estas medidas hacia el consumo eficiente están conformadas por paneles fotovoltaicos en las comunidades, medios de transporte y vehículos eléctricos. También en molinos eólicos y farolas. Además, la inclusión de semáforos y señales de tránsito que cuenten con paneles solares y fomentar aun más el uso de la bicicleta.

Esta meta tan ambiciosa y futurista, se basa en la importancia de la comunicación y de la información que se maneja entre las comunidades. Esta es clave a la hora de crear un espacio de interconexión entre los ciudadanos que componen una sociedad e involucrarlos en este desarrollo tecnológico energético.

El objetivo de las smart cities, es construir ciudades con valores añadidos como lo es la inclusión de todos los ciudadanos, mejorar la distribución de recursos a través del ahorro energético, de alumbrado y distribución del agua. Por otro lado, existe la necesidad de alinear todos los proyectos de la ciudad en un mismo sentido. Se quiere llevar la ciudad a un nivel internacional y de esta manera atraer capital y especialistas al sector.

De esta manera, se busca desarrollar lo que haga única a la ciudad. Ya sea generar riquezas definiendo un modelo de negocio que permita nuevos puestos de trabajo sin que suponga un aumento de impuestos. Por otro lado, la implementación de la economía digital y que se fomente el emprendimiento y conocimiento compartido. Que la tecnología sea asequible, entre ellas el acceso a internet, sensores, big data, reconocimiento facial y el fácil acceso a las redes inteligentes de gestión. Asimismo, el transporte eficiente es otro de los objetivos de las ciudades inteligentes y, por supuesto, la adaptación al medioambiente y a lo imprevisible de la Naturaleza.

¿Qué requisitos debe cumplir una ciudad para que se considere inteligente?

Se deben reunir ciertas condiciones para que una ciudad entre en la definición de Smart City. Debe contar con desarrollo económico, social y sobre todo medioambiental sostenible y eficiente. Gestionar de manera óptima los recursos naturales a través de la participación de los ciudadanos y que estén comprometidos con esto. También se requiere que las infraestructuras y las instituciones cuenten con soluciones tecnológicas para hacerles la vida mucho más fácil a las personas.

Sin embargo, hay que tener en cuenta que la pieza fundamental en todo esto es la participación ciudadana. Si la sociedad no contribuye de forma activa, no se implementa el correcto uso y fomento de estas alternativas, no se conseguirán los objetivos previstos en su implantación. Es esencial la información, formación y difusión a los ciudadanos por parte de las administraciones públicas.

Teniendo en cuenta que la ciudad 10 no existe, hay que ir hacia esa perfección con todos los medios al alcance. Se deben aprovechar al máximo  las tecnologías de  comunicaciones e información para mejorar, y a su vez mantener un compromiso con el entorno medioambiental.

En el caso de España, el Plan Nacional de Ciudades Inteligentes se ha volcado en desarrollar puntos estratégicos como la eficiencia energética y la ciberseguridad. En los próximos años, la instalación de puntos de recarga de energía para coches en el centro de las ciudades,  redes de distribución inteligente de agua (proyecto SWING en Burgos) o de energía (Móstoles Ecoenergía) será algo normal.